Por un «pacto de estado contra el machismo»

03-07-2017: Concentración LUNES SIN SOL en memoria de Donna Cowley, de 47 años, asesinada a golpes por su expareja, un hombre de 80 años, el pasado 30-junio en Mogán (Gran Canaria).

Este día aprovechamos el acto para recordar a Simone Veil, una gran feminista fallecida el viernes 30-junio en Francia a los 89 años. Entre sus muchos méritos figuran haber sido la primera mujer presidenta del Parlamento Europeo en 1979 y antes primera mujer ministra en Francia, donde destacó por su duro combate para despenalizar el aborto en 1974. En 2005 fue también reconocida con el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional.

Por ellas se guardó un minuto de silencio, con lectura posterior del siguiente manifiesto:

Por un «pacto de estado contra el machismo»

La respuesta contra cada uno de los atentados del terrorismo yihadista es inmediata y contundente, no sólo contra el grupo, célula o persona que lo haya llevado a cabo, lo es contra todo lo que representa y quienes amparan y justifican ese tipo de actos criminales.

Nadie interpreta que los autores sean hombres con problemas de alcohol o de drogas, ni que tengan un trastorno mental que anule o condicione su conducta. De las organizaciones que trabajan para ayudar a las víctimas o para acabar con las redes que justifican los ataques, nadie piensa que busquen con ello beneficio económico, ni menos aún que pretendan atacar el orden social existente. Por eso cuando se toman medidas para luchar contra el terrorismo yihadista o se llega a un pacto de Estado contra él, tampoco nadie lo cuestiona, y si lo hiciera se encontraría con un respuesta contundente policial y judicial.

Todo el mundo entiende que cada uno de los atentados yihadistas es consecuencia del yihadismo que los envuelve a todos, pues es este el que permite que se inicie el proceso por el que cada autor planifica y lleva a cabo los ataques.

Con la violencia machista ocurre justo lo contrario, aunque contiene muchos elementos de terrorismo. Las noticias sobre atentados machistas los presentan como actos particulares de quienes cometen la agresión o el asesinato, como si fueran seres de otro planeta o cultura, presentados con frecuencia como hombres con problemas de alcohol o drogas, o con algún tipo de trastorno mental. Por su lado, las personas que trabajan para erradicar esta violencia son calificadas a menudo como “feminazis” y se las presenta como interesadas sólo en obtener beneficios económicos por su actuación. La crítica culmina al presentar el compromiso por la igualdad como una especie de “adoctrinamiento” llevado a cabo desde la “ideología de género” para acabar con el orden, la moral, la familia o los valores tradicionales, y, de alguna manera,  con los hombres “de verdad”.

Esta diferente percepción y posicionamiento ante el terrorismo yihadista y la violencia machista, forma parte de las ideas y valores de nuestra sociedad producto de la cultura patriarcal que la define y condiciona. Ni siquiera el impacto mucho mayor de la violencia machista en cuanto al daño que genera altera esa percepción. Da lo mismo, el posicionamiento frente a uno y otro terrorismo es completamente distinto.

Según los datos de diferentes organismos internacionales, el terrorismo yihadista llevó a cabo en 2016 un total de 1441 atentados por todo el planeta, ocasionando 14.356 víctimas. Sin duda un grave problema con impacto desigual en diferentes regiones según circunstancias geo-políticas, a pesar de lo cual está siendo combatido con cierta eficacia.

Por su lado, la violencia machista, sólo en el seno de las relaciones de pareja y familiares, cada año asesina alrededor de 42.500 mujeres, según informes de Naciones Unidas. Una cifra que además se mantiene relativamente constante y no depende de circunstancias pasajeras, sino de las ideas amparadas por la cultura machista que integra la violencia de género como parte de la normalidad.

A pesar de esta realidad objetiva, la percepción es que el yihadismo es un problema grave y una amenaza, mientras que la violencia machista no se plantea de ese modo. La situación es tan perversa que se llega a responsabilizar a las mujeres y al feminismo de atacar a los hombres y provocar su violencia. Esa idea de responsabilizar a las víctimas es la misma que utiliza el yihadismo para justificar sus atentados, pues al final la violencia que se ejerce en nombre de las ideas, los valores y las creencias siempre cuenta con apoyos en la propia sociedad que las acoge como parte de la normalidad.

Y del mismo modo que se entiende que para acabar con los atentados yihadistas hay que acabar con el yihadismo, debería entenderse que para acabar con la violencia machista y sus asesinatos hay que erradicar el machismo.

El trabajo que durante los últimos meses lleva a cabo una subcomisión del Parlamento español debería concluir en un “Pacto de Estado contra el machismo” y no sólo contra la violencia de género. Es lo que en su día se hizo cuando se firmó un “pacto de Estado contra el terrorismo” para combatir a ETA, y más recientemente un “pacto de Estado contra el yihadismo”. En ningún caso se firmó un pacto “contra la violencia terrorista” ni “contra los atentados terroristas”, sino contra el contexto que los causaba.

Si el machismo continúa con todo su espacio, poder y credibilidad, nunca acabaremos con la injusticia de la desigualdad ni con todas sus formas de violencia. Los machistas quieren mantener a la sociedad bajo las referencias de siempre. Por eso se presenta el yihadismo como una amenaza para la sociedad y no se ve amenaza alguna en la violencia machista a pesar de ocasionar muchas más víctimas. Ellos no van a cambiar, pero la sociedad sí, de hecho ya lo hace y  avanzamos de manera decidida. Ahora necesitamos más apoyos, medidas y recursos, y es lo que debería proporcionar un “pacto de Estado contra el machismo”.

Así lo exigimos también desde aquí en cada Lunes Sin Sol con un grito colectivo alto y claro contra el machismo y sus violencias:  ¡ BASTA YA !

Texto con adaptaciones sobre el original de Miguel Lorente Acosta: ¿Por qué yihadismo sí y machismo no?, publicado en blog «Autopsia», 01/05/2017