Maltratador egocéntrico

16-04-2018: Concentración LUNES SIN SOL convocada en memoria de dos mujeres de 40 y 39 años asesinadas durante la semna anterior en sendos atentados de violencia machista perpetrados en Blanes (Gerona) y en Murcia.

En su memoria guardamos 1 minuto de silencio, con lectura posterior del siguiente manifiesto:

Carta a un maltratador

Te hablo a ti, a quien impone una autoridad que para nada es necesaria, a quien necesita gritar para demostrar que es más hombre, a quien humilla y denigra  con el único objetivo de sentirse el dueño de una persona que no es propiedad de nadie.

Ya sé que eso te lo ha inculcado como hombre la sociedad patriarcal en la que aún vivimos, pero quiero que sepas que esas actitudes son un engaño y lejos de hacerte un valiente, te convierten en un cobarde, miserable, inseguro y desconfiado, un lamentable ser  que no se merece tener a su lado a ninguna mujer ni disfrutar del cariño que puedan darle. Infundes un miedo que  es el resultado de la agresividad e intolerancia que te define y debes saber que como hombre no vales nada y como persona mucho menos. No quieres entender que ella no es tu sirvienta, que no has de controlar cada uno de sus movimientos y que no tiene que darte explicaciones de todas las decisiones que tome.

Te crees muy hombre cuando le gritas, cuando la insultas, cuando la amenazas o cuando le pegas, pero créeme si te digo que estás consiguiendo que te odie un poco más  y que  jamás te quiera, porque el verdadero amor conlleva respeto, algo de lo que tú careces. ¿Qué sientes cuando la estás amenazando? ¿Qué crees que siente ella? Te piensas que ha de perdonártelo todo por ser  quien quieres, por ser alguien despreciable que trata como a una basura a la persona que dice amar y  que no le importa darle una paliza si no ha hecho algo de lo que le has pedido. La misma sociedad que te enseñó que eso es «un hombre de verdad» te ha convertido en un hombre sin corazón, que se cree con el control sobre alguien sin percatarse de que no es dueño de nada, solo de los aberrantes actos que comete.

No entiendes que ella quiera tener un empleo, quizás porque temes que eso la haga más independiente y piense que no te necesita para nada. No quieres que salga con sus amigas, tal vez para que no vea el mundo real, aquel que tú le escondes asustándola e imponiéndole tus ordenes. Le prohíbes que tome decisiones queriendo siempre implantar tu voluntad y si algo no sale bien le echas la culpa a ella sin aceptar que eres tú el incompetente e inepto incapaz de llevar a cabo nada que merezca la pena.  Jamás te va a querer porque sólo el miedo la mantiene a tu lado, porque sabe que eres un ser despreciable plagado de cinismo que se ha puesto como meta en la vida acabar con ella. De lo que no te das cuenta es que por muy hombre que creas ser cuando le levantas la mano o la humillas en público dejas a relucir el tipo de ser infame que de verdad eres. No mereces que nadie te mire, que nadie te escuche, que nadie te hable y que nadie deposite en ti ni una sola pizca de consideración, porque el destino que de verdad mereces se halla a dos metros bajo tierra y antes de pensar en acabar con ella deberías pensar en acabar contigo o al menos con el tipo de hombre que eres, el único que merece morir en esta historia.

No quieres comprender que no puedes obligarla a estar contigo, aunque dudo que ni siquiera intentes entenderlo ya que esa estúpida mente que tienes no da para mucho, solo para idear la forma de hacer más daño a la persona que dices amar. No asimilas que el amor significa libertad y no sumisión, el amor no es necesidad sino opción a elegir y has de respetar cada determinación que ella tome, pero no lo harás porque eso te haría sentir débil, porque te da pánico quedarte solo sin ser capaz de aguantarte ni tú mismo.  Desde el primer día que le impusiste tus normas dejaste de ser el hombre del que ella se enamoró, para convertirte en un monstruo deleznable que está arruinando la vida de un ser humano cuyo único «delito» para ti es ser una mujer.

Queremos que tú y los hombres como tú tengáis muy claro que ya no sois aceptables en la sociedad actual, que debéis cambiar y cuanto antes mejor. No será fácil, pero el objetivo merece la pena. Haced algo sensato por una vez. Una vida y una sociedad sin maltrato serán mejores.

Por ello lanzamos desde aquí un grito colectivo contra el machismo: ¡¡¡ BASTA YA !!!

Texto con algunas adaptaciones, original de Marisa Ruiz Asensio –periodista-